Ahora que bajan algo las temperaturas y el aire es algo mas fino, las hojas cambian de color y el calendario, aunque no el sol, se empeña en recordarnos que el otoño está oficialmente con nosotros.
Quizás es ya hora de modificar nuestros menúes hacia nuevas recetas, se van terminando ensaladas ligeras, gazpachos y salmorejos, algunos incluso aparcarán los helados. En su lugar, nos vemos orientados a recetas más cercanas a lo que nos cocinaba nuestra abuela, platos templados y sustanciosos, producto de temporada y dadas nuestras latitudes, seguro que más locales que nuestra materia prima veraniega, el otoño trae a la mente guisos con patatas, quiches, cremas de calabaza, coles y zanahoria; frutos secos y caza inclusive, los quesos entran en nuestra dieta con mejor espíritu que en verano. Esto es "confort food".
El concepto que no es para nada nuevo se ha popularizado por el uso constante del término por parte de Jamie Oliver, para quien no lo conozca es una suerte de Karlos Argiñano a la británica, un cocinero contra la comida basura en el país acusado de no tener un recetario tradicional trata de educar a todo un país en el uso de cazuelas y sartenes, para ello ha popularizado en sus programas de televisión recetas sencillas de hacer para cualquier principiante, sus recetas normalmente suelen ser de comida mediterránea o directamente oriental, en ocasiones con resultados como mínimo estrambóticos y en otras geniales, bien o mal, lo cierto es que Oliver ha sembrado un cierto interés por la comida en un país que lo perdió hace un par de siglos coincidiendo con la revolución industrial.
Como decíamos, Oliver opta por la sencillez y el concepto de comida casera, comida de confort, que no es como he podido leer por ahí, comida que nos puede hacer sentir bien.
Hace poco veía un anuncio de una marca de comida rápida hablando de confort food, seguramente la grasa el azúcar y la sal nos pegarán un chute de alegría pero no va de eso el concepto, la verdadera satisfacción no va tan solo de llenar el estómago, activa nuestros sentidos como una madalena de Proust, el equilibrio lo es todo, felicidad gustativa, buena compañía, calidez, otoño, es el plato más el entorno, menaje agradable, olor a hierba, son muchos los conceptos unidos en este todo.
Bilbao y por ende el norte de españa, por su clima es ciertamente una latitud otoñal, las reuniones de trabajo se multiplican y también los actos, Gastrolunch en una empresa de catering en Bilbao y si en algo estamos especializados es en hacer sentir a nuestros clientes familia, las reuniones en encuentros de amigos y la comida en confort food.
